1956

 QUINTOS 1956 (1936)

Cipriano Pascual Martín (Pano)


QUINTOS (1956) - RELACIÓN - Cipriano Pascual Martín (Pano)

Autor: Faustino Parriego (Santa Clara de Avedillo)

 

Saludo a la autoridad

y después al pueblo entero,

que si ayer fui forastero

ahora ya soy del lugar.

 

Júzgame por las señales

y no te habrá de extrañar

viniendo de Madrigal

que te cante madrigales.

 

Madrigal, el de Altas Torres,

con campanas que, al sonar,

llaman a ricos y a pobres

al templo para rezar.

 

¡Y qué distintos sus sones

alegres al repicar

y parten los corazones

cuando las hacen doblar!

 

Y por eso sus sonidos,

amantes y generosos,

son perlas para mis ojos

cuando las hacen doblar.

 

Si con tristeza tañían

y por collados y huertas

su triste voz esparcían.

¡Qué triste yo me ponía

pues que doblaban creía

por mis ilusiones muertas!

 

Que muerto está el corazón

con la esperanza perdida,

si le matan la ilusión

que puede más que su vida.

 

Por eso, para mi mal,

voy a pedirte un consejo,

puesto que eres el más viejo

de los gallos del corral.

 

Por si por irme con una

otra me dio la voleta,

que bonita papeleta

la de verme sin ninguna.

 

Víctima del desamor,

¿no te parece que fuera,

acaso mucho mejor,

entre una flor y otra flor

colocar una tercera?

 

Pues, escúchame una cosa,

aún no he perdido la fe,

puede haber una piadosa

con alma tan generosa

que su cariño me dé.

 

Si no hallo la promesa,

si otra vez he de perder,

rogaré a Santa Teresa

que me ayude en esta empresa

de conseguir mi querer.

 

Y rotas todas las lanzas,

pensaré, mal que me cuadre,

perdidas todas las bazas,

que con tantas calabazas

no sé qué va a hacer mi madre.

 

Dale recuerdos a Justo

y le dices que me place,

y estoy que muero de susto

viendo los versos que hace.

 

Y como tú eres un pillo,

te han colgado de las patas

porque no vuelvas a ratas

al término de Avedillo.

 

Si quieres, vete a Jambrina,

porque allí hay muchos berros

y harás ensalada fina

si te libras de los perros.

 

Y al volver con la Eduarda

pasando por Tardecubas,

no vayas a entrar a uvas

que puede pillarte el guarda.

 

Vuelve de tu desatino

no te tires más faroles,

y quédate a caracoles

en la vega del molino.

 

Y si empeñado te ves,

en visitar a tus primas

pídele el caballo a Dimas

si no quieres volver a pie.

 

Y ya para terminar

despídete de estas gentes

y de aquellos delincuentes

que contigo han de palmar.

 

Para ti, no habrá palmadas,

pues aunque estés al revés,

te están oliendo los pies

a zapatillas ahumadas.

 

Desinféctalas primero,

que la lucha va empezar,

y yo soy un caballero

que no se quiere manchar.

 

Compañeros, con presteza

a dar el golpe certero,

aunque yo seré el primero

que se va por tu cabeza.


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